DRAGONES
Historia de los dinosaurios, también llamados "Dragones" antes del 1822
Existen dos formas de ver el mundo y lo que existe en el universo.
1. Lo que existe en el universo parece orquestado, está organizado y funciona como funciona un reloj, con sincronización perfecta para hacer la vida del hombre en la tierra posible. Esta organización sugiere que un ser inteligente pudo haber diseñado todo lo que existe y lo que vemos hoy, por tanto, es fruto de su diseño. A ese Diseñador se le llama Dios. Como fruto de su Diseño, nosotros, los diseñados, debemos de alguna forma tener contacto con nuestro Diseñador. Ese modo de ver el mundo lo denominamos "Modo de ver el mundo Cristiano."
2. El otro modo de ver el mundo es creer que toda la organización en el universo y en la tierra fue y continúa siendo fruto del azar, de la suerte. Al transcurrir los miles de millones de años, la materia se creó a sí misma a partir de la nada y se ha organizado a través de un proceso gradual dando como resultado el complejo sistema universal y viviente que hoy observamos en el universo. Debido a que aunque existe un diseño, este modo de ver el mundo excluye la necesidad de ver a un "Diseñador" como un componente necesario detrás del diseño. Todos somos frutos del azar y en el futuro terminaremos en la nada, tal y como era antes de la existencia. Este modo de ver el mundo es el que se denomina como "Modo de ver el mundo evolucionista/ateísta"
El primer modo (Cristiano) afirma que Dios creó todo lo que existe hace unos 6,000 años. Esto incluye a los dinosaurios. En otras palabras, si esto es así, el hombre y los dinosaurios debieron haber coexistido.
El segundo modo (evolucionista/ateísta) afirma que los dinosaurios existieron y se extinguieron hace cientos de miles de años y que cuando el hombre evolucionó a partir de formas inferiores, ya los dinosaurios se habían extinguido. En otras palabras, si esto fue así, es totalmente imposible pensar que el hombre y los dinosaurios hayan coexistido. A continuación les presentaremos algunas consideraciones. Usted decide:
"Y esto que les he escrito, podría ser suficiente para satisfacer cualquier hombre razonable de que existen serpientes voladoras (Pterodáctilos) y dragones (Dinosaurios) en el mundo."Edward Topsell, 1658 (Ver reseña biográfica de la Enciclopedia Británica). Paréntesis míos. DAU.
Existe escasa información acerca del contacto entre el hombre y los dragones (nombre que se le daba a los Dinosaurios en la antigüedad). El nombre fue cambiado de Dragón a Dinosaurio en el año 1822 por un doctor inglés llamado Gideón Mandell, quien encontró gitanescos huesos enterrados (fósiles) de lo que evidentemente eran enormes reptiles y debido a su tamaño y debido a los inmensos dientes que algunos tenían, los llamó "Dinosauria": Dino = Monstruoso; Sauria = Reptil. A partir de ese momento, a lo que antes se conocía como dragones, a partir de ese momento se le comenzó a llamar por su nombre científico: Dinosaurios = Reptiles monstruosos.
Sabemos que para los tiempos del período más temprano de la civilización Egipcia, se había desarrollado una importante secta de adoración a los dragones en Egipto. Contamos con documentos procedentes de la antigua Babilonia, de las civilizaciones del Oriente, de las Islas del Pacífico y hasta del continente Americano que nos hablan de los asombrosos poderes y habilidades que estos inmensos animales tenían. La civilización china, por ejemplo, estaba tan familiarizada con estos dragones, que cuentan con miles de dibujos que datan de hace unos 3 años, describiéndonos clases varias de dinosaurios: Alados, cuadrúpedos y acuáticos.
Encontramos historias de hombre valientes, guerreros, siendo contratados por poblaciones para que vinieran a pelear y a matar al terrible dragón que echaba fuego por la boca o que bloqueaba el camino entre poblaciones.
Los dragones eran especialmente comunes en las montañas de Escandinavia. Uno de los más temidos de estos dragones era uno llamado Nidhoggr, o el de las "mordidas amargas temerosas". Este dragón vivió por miles de años según las historias que aún sobreviven.
Sin embargo, la mayoría de los dragones de Escandinavia eran gigantescas criaturas de las aguas que vivían en las proximidades de las costas y cerca de las desembocaduras de los ríos. Se dice que los dragones acuáticos, o Krakens, levantaban sus enormes cabezas y sus largos cuellos desde el agua y que se llevaban a los marinos de los barcos.
Los Escandinavos temían tanto la ferocidad y el dominio territorial de estos dragones que colocaban cabezas de dragones (plesiosaurios) en los extremos de sus embarcaciones.
A menudo se reportaban embarcaciones totalmente hundidas y sus cargas y su tripulación totalmente perdidas. Estos incidentes se atribuían a ataques de dragones.
Por su parte los Griegos creían que los dragones eran fuentes sagradas de gran conocimiento y habilidades. Los romanos se unían a los griegos en estas creencias.
A muchas serpientes se les denominaba "Dragones Serpientes", las que hasta se usaban para guardar los templos. A menudo se tenían inmensos Pitones haciendo estas tareas. Un Pitón guardaba el Templo de Delfi, hasta que Apolo lo mató, dice la leyenda.
Otro dragón era llamado Ladón, el que se suponía que fuera muerto por el dios Hércules.
Se suponía que animales fuertes y que lanzaban fuego por la boca, virtualmente imposibles de matar, eran ideales para cubrir las entradas de misteriosos escondites de tesoros.
Los dragones se convirtieron en un reto para los hombres de valor probar que lo eran. Así comenzó una cacería insistente contra todos los dragones que se pudieran encontrar, ya que el que mataba a uno de estos inmediatamente se convertía en una celebridad.
Con el ocaso de las civilizaciones griegas y romanas, muchos de los datos históricos de encuentros con dragones se fueron convirtiendo en leyendas usadas para traer tiempos pasados al presente. Pero por muchos siglos, conforme comenzó la Edad Media, los dragones continuaron siendo animales muy temidos. Pintores de todas la épocas y de diferentes civilizaciones han pintado estos dragones de manera asombrosamente similiar. Sería infantil proponer que todos estuvieran inventando estas bestias en épocas diferentes y en lugares remotos, sin acceso entre sí. Desde pinturas rupestres hechas por tribus primitivas africanas hasta elaboradas pinturas medievales y renacentistas europeas muestran estas inmensas bestias siendo matadas por valientes guerreros, o simplemente aterrorizando a los pobladores de las villas.
Buscadores de fortuna, en vano buscando tesoros y oro, mataban a cuando dragón encontraban, ya que pensaban que la localización aproximada del dragón era donde se encontraban estas vírgenes fortunas.
LOS CAZADORES DE DRAGONES EN LOS TIEPOS MEDIEVALES
Uno de los primeros cazadores de dragones fue un guerrero de nombre Siegfried (en el lenguaje escandinavo, Sigurd) que vivió hace tanto tiempo que los detalles acerca de sus luchas contra dragones han perdido mucho. Algunas personas creen que Siegfried mató al Dragón Fafnir para obtener un gran tesoro. Unos siglos más tarde, nos dice una historia, que Beowulf mató a un dragón tan grande como el que mató Siegfried, pero en Inglaterra. Sin embargo, la historia nos cuenta que Beowulf fue herido de muerte por el dragón (Dinosaurio).
La primera batalla verdaderamente épica entre un hombre y un dragón que sobrevive con ciertos detalles es la del Santo George. Este santo católico vivió en los tiempos de Constantino y probablemente se crió en el área de Israel. Durante uno de sus viajes, él vino a la ciudad de Silene (o Sisena) en Libia. Ahí se enteró de la existencia de un dragón que vivía en un lago cercano y que era temido y repudiado por los vecinos porque iba a los pastos y se comía sus rebaños.
El caballero se preparó y fue y atacó al dragón con su lanza. Rápidamente aprisionó a la bestia y la llevó a la ciudad donde alegadamente le partió la cabeza. Este señor fue tan popular que el Papa lo canonizó y lo convirtió en Santo en el año 349, cuando se nombró como el Santo Patrón de Inglaterra. También se le dio ciudadanía honoraria cuando se descubrió que había nacido en Coventry, en Inglaterra.
Con el avance de la ciencia y con las teorías humanistas y evolucionistas que comenzaron a florecer, ya para el Siglo XVI, el Papa Clemente decidió que se eliminara la mención de Dragones de la biografía de San George. Más luego, el pobre George hasta fue expulsado del cielo cuando el Papa descanonizó al pobre héroe de otrora. Así se fueron eliminando todas las menciones sobre Dragones y Serpientes voladoras de todos varios documentos antiguos. Según los humanistas, ya no se podía dar cabida a historias tan descabelladas como las que parecían indicar que los dinosaurios o los dragones pudieron convivir con el hombre, ya que esto tiraría por tierra la noción evolucionista de que los dragones devieron haberse extinguido miles, sino millones de años antes que el hombre evolucionara.
No tan popular como el caso del Santo George, tenemos la historia proveniente de la Edad Media, cuando vivió un tal Gerolde. Para muchos, este señor andaba por los montes buscando dragones a quienes matar y otras criaturas horribles.
Gerolde se convirtió en un personaje tan popular y famoso que su nombre fue cambiado a Gerolde-el-bueno, debido a su obvia piedad al ayudar a los habitantes de estas tierras a librarse de estos horribles dragones.
El primer dragón que Gerolde mató fue uno relativamente pequeño, de unos 20 pies de largo, el que sorprendió y mató. Se dice que montado en su caballo, mientras se movía alrededor de la bestia, las reflexiones del sol en su vestidura plateada confundieron al dragón y antes de que el dragón pudiera responder, Gerolde lo mató con su lanza. Inmediatamente Gerolde fue considerado como el mayor de los matadores de dragones, y así fue como inmediatamente se le acercaron decenas de otros guerreros solicitándole que formaran los "grupos cívicos" para salir a cazar dragones. Así que Gerolde comenzó a viajar por toda la tierra con su grupo de centinelas y recibían grandes recompensas y galardones por su gallardía.
En una oportunidad, Gerolde encontró un gigantesco dragón y lo atacó con su confianza de invulnerabilidad. Esta vez su chaqueta de colores reflectivos no funcionó porque el cielo estaba nublado. El dragón, al ser atacado, lanzó una llamarada contra Gerolde incinerándolo en el acto. Sus seguidores recuperaron su cadáver y fue enterrado en la Catedral local con todos los honores posibles.
LOS DRAGONES PARA EL FIN DE LA EDAD MEDIA Y EL INICIO DEL RENACIMIENTO
Varios dragones también fueron matados en esta época, aunque evidentemente ya quedaban menos. Muchos hombres matadores de dragones alcanzaron su posición como Santos en la Iglesia Católica gracias a sus hazañas. Convertirse en cazador de dragones se convirtió en una forma fácil de obtener fama y fortuna para muchos hombres de esas épocas. Convertirse en santos no les caía mal tampoco. Eso les garantizaba el cielo si morían en el proceso de la cacería.
Estas historias, además de decenas de otras procedentes de estadistas, como Carlos Magno, de historiadores, como el fundador de la Historia, Heródoto y hasta de aventureros, como Marco Polo, no fueron presentadas aquí. Lo que sí parece consistente es que para los habitantes de África, Europa, Asia, y hasta las Américas, los otrora llamados "Dragones" (Dinosaurios), no eran fruto de su imaginación, sino un enemigo más con el cual enfrentarse.
El lector decidirá si artículos como este y otros, de los que hemos proporcionado enlaces durante este texto, presentan una fotografía de un hombre totalmente familiarizado con la existencia de "Dragones" (Dinosaurios), o prefiere creerle a los revisionistas evolucionistas que han optado por ignorar estas evidencias históricas.
Pastor Dawlin A. Ureña Grand Rapids, Michigan, USA
Existen dos formas de ver el mundo y lo que existe en el universo.
1. Lo que existe en el universo parece orquestado, está organizado y funciona como funciona un reloj, con sincronización perfecta para hacer la vida del hombre en la tierra posible. Esta organización sugiere que un ser inteligente pudo haber diseñado todo lo que existe y lo que vemos hoy, por tanto, es fruto de su diseño. A ese Diseñador se le llama Dios. Como fruto de su Diseño, nosotros, los diseñados, debemos de alguna forma tener contacto con nuestro Diseñador. Ese modo de ver el mundo lo denominamos "Modo de ver el mundo Cristiano."
2. El otro modo de ver el mundo es creer que toda la organización en el universo y en la tierra fue y continúa siendo fruto del azar, de la suerte. Al transcurrir los miles de millones de años, la materia se creó a sí misma a partir de la nada y se ha organizado a través de un proceso gradual dando como resultado el complejo sistema universal y viviente que hoy observamos en el universo. Debido a que aunque existe un diseño, este modo de ver el mundo excluye la necesidad de ver a un "Diseñador" como un componente necesario detrás del diseño. Todos somos frutos del azar y en el futuro terminaremos en la nada, tal y como era antes de la existencia. Este modo de ver el mundo es el que se denomina como "Modo de ver el mundo evolucionista/ateísta"
El primer modo (Cristiano) afirma que Dios creó todo lo que existe hace unos 6,000 años. Esto incluye a los dinosaurios. En otras palabras, si esto es así, el hombre y los dinosaurios debieron haber coexistido.
El segundo modo (evolucionista/ateísta) afirma que los dinosaurios existieron y se extinguieron hace cientos de miles de años y que cuando el hombre evolucionó a partir de formas inferiores, ya los dinosaurios se habían extinguido. En otras palabras, si esto fue así, es totalmente imposible pensar que el hombre y los dinosaurios hayan coexistido. A continuación les presentaremos algunas consideraciones. Usted decide:
"Y esto que les he escrito, podría ser suficiente para satisfacer cualquier hombre razonable de que existen serpientes voladoras (Pterodáctilos) y dragones (Dinosaurios) en el mundo."Edward Topsell, 1658 (Ver reseña biográfica de la Enciclopedia Británica). Paréntesis míos. DAU.
Existe escasa información acerca del contacto entre el hombre y los dragones (nombre que se le daba a los Dinosaurios en la antigüedad). El nombre fue cambiado de Dragón a Dinosaurio en el año 1822 por un doctor inglés llamado Gideón Mandell, quien encontró gitanescos huesos enterrados (fósiles) de lo que evidentemente eran enormes reptiles y debido a su tamaño y debido a los inmensos dientes que algunos tenían, los llamó "Dinosauria": Dino = Monstruoso; Sauria = Reptil. A partir de ese momento, a lo que antes se conocía como dragones, a partir de ese momento se le comenzó a llamar por su nombre científico: Dinosaurios = Reptiles monstruosos.
Sabemos que para los tiempos del período más temprano de la civilización Egipcia, se había desarrollado una importante secta de adoración a los dragones en Egipto. Contamos con documentos procedentes de la antigua Babilonia, de las civilizaciones del Oriente, de las Islas del Pacífico y hasta del continente Americano que nos hablan de los asombrosos poderes y habilidades que estos inmensos animales tenían. La civilización china, por ejemplo, estaba tan familiarizada con estos dragones, que cuentan con miles de dibujos que datan de hace unos 3 años, describiéndonos clases varias de dinosaurios: Alados, cuadrúpedos y acuáticos.
Encontramos historias de hombre valientes, guerreros, siendo contratados por poblaciones para que vinieran a pelear y a matar al terrible dragón que echaba fuego por la boca o que bloqueaba el camino entre poblaciones.
Los dragones eran especialmente comunes en las montañas de Escandinavia. Uno de los más temidos de estos dragones era uno llamado Nidhoggr, o el de las "mordidas amargas temerosas". Este dragón vivió por miles de años según las historias que aún sobreviven.
Sin embargo, la mayoría de los dragones de Escandinavia eran gigantescas criaturas de las aguas que vivían en las proximidades de las costas y cerca de las desembocaduras de los ríos. Se dice que los dragones acuáticos, o Krakens, levantaban sus enormes cabezas y sus largos cuellos desde el agua y que se llevaban a los marinos de los barcos.
Los Escandinavos temían tanto la ferocidad y el dominio territorial de estos dragones que colocaban cabezas de dragones (plesiosaurios) en los extremos de sus embarcaciones.
A menudo se reportaban embarcaciones totalmente hundidas y sus cargas y su tripulación totalmente perdidas. Estos incidentes se atribuían a ataques de dragones.
Por su parte los Griegos creían que los dragones eran fuentes sagradas de gran conocimiento y habilidades. Los romanos se unían a los griegos en estas creencias.
A muchas serpientes se les denominaba "Dragones Serpientes", las que hasta se usaban para guardar los templos. A menudo se tenían inmensos Pitones haciendo estas tareas. Un Pitón guardaba el Templo de Delfi, hasta que Apolo lo mató, dice la leyenda.
Otro dragón era llamado Ladón, el que se suponía que fuera muerto por el dios Hércules.
Se suponía que animales fuertes y que lanzaban fuego por la boca, virtualmente imposibles de matar, eran ideales para cubrir las entradas de misteriosos escondites de tesoros.
Los dragones se convirtieron en un reto para los hombres de valor probar que lo eran. Así comenzó una cacería insistente contra todos los dragones que se pudieran encontrar, ya que el que mataba a uno de estos inmediatamente se convertía en una celebridad.
Con el ocaso de las civilizaciones griegas y romanas, muchos de los datos históricos de encuentros con dragones se fueron convirtiendo en leyendas usadas para traer tiempos pasados al presente. Pero por muchos siglos, conforme comenzó la Edad Media, los dragones continuaron siendo animales muy temidos. Pintores de todas la épocas y de diferentes civilizaciones han pintado estos dragones de manera asombrosamente similiar. Sería infantil proponer que todos estuvieran inventando estas bestias en épocas diferentes y en lugares remotos, sin acceso entre sí. Desde pinturas rupestres hechas por tribus primitivas africanas hasta elaboradas pinturas medievales y renacentistas europeas muestran estas inmensas bestias siendo matadas por valientes guerreros, o simplemente aterrorizando a los pobladores de las villas.
Buscadores de fortuna, en vano buscando tesoros y oro, mataban a cuando dragón encontraban, ya que pensaban que la localización aproximada del dragón era donde se encontraban estas vírgenes fortunas.
LOS CAZADORES DE DRAGONES EN LOS TIEPOS MEDIEVALES
Uno de los primeros cazadores de dragones fue un guerrero de nombre Siegfried (en el lenguaje escandinavo, Sigurd) que vivió hace tanto tiempo que los detalles acerca de sus luchas contra dragones han perdido mucho. Algunas personas creen que Siegfried mató al Dragón Fafnir para obtener un gran tesoro. Unos siglos más tarde, nos dice una historia, que Beowulf mató a un dragón tan grande como el que mató Siegfried, pero en Inglaterra. Sin embargo, la historia nos cuenta que Beowulf fue herido de muerte por el dragón (Dinosaurio).
La primera batalla verdaderamente épica entre un hombre y un dragón que sobrevive con ciertos detalles es la del Santo George. Este santo católico vivió en los tiempos de Constantino y probablemente se crió en el área de Israel. Durante uno de sus viajes, él vino a la ciudad de Silene (o Sisena) en Libia. Ahí se enteró de la existencia de un dragón que vivía en un lago cercano y que era temido y repudiado por los vecinos porque iba a los pastos y se comía sus rebaños.
El caballero se preparó y fue y atacó al dragón con su lanza. Rápidamente aprisionó a la bestia y la llevó a la ciudad donde alegadamente le partió la cabeza. Este señor fue tan popular que el Papa lo canonizó y lo convirtió en Santo en el año 349, cuando se nombró como el Santo Patrón de Inglaterra. También se le dio ciudadanía honoraria cuando se descubrió que había nacido en Coventry, en Inglaterra.
Con el avance de la ciencia y con las teorías humanistas y evolucionistas que comenzaron a florecer, ya para el Siglo XVI, el Papa Clemente decidió que se eliminara la mención de Dragones de la biografía de San George. Más luego, el pobre George hasta fue expulsado del cielo cuando el Papa descanonizó al pobre héroe de otrora. Así se fueron eliminando todas las menciones sobre Dragones y Serpientes voladoras de todos varios documentos antiguos. Según los humanistas, ya no se podía dar cabida a historias tan descabelladas como las que parecían indicar que los dinosaurios o los dragones pudieron convivir con el hombre, ya que esto tiraría por tierra la noción evolucionista de que los dragones devieron haberse extinguido miles, sino millones de años antes que el hombre evolucionara.
No tan popular como el caso del Santo George, tenemos la historia proveniente de la Edad Media, cuando vivió un tal Gerolde. Para muchos, este señor andaba por los montes buscando dragones a quienes matar y otras criaturas horribles.
Gerolde se convirtió en un personaje tan popular y famoso que su nombre fue cambiado a Gerolde-el-bueno, debido a su obvia piedad al ayudar a los habitantes de estas tierras a librarse de estos horribles dragones.
El primer dragón que Gerolde mató fue uno relativamente pequeño, de unos 20 pies de largo, el que sorprendió y mató. Se dice que montado en su caballo, mientras se movía alrededor de la bestia, las reflexiones del sol en su vestidura plateada confundieron al dragón y antes de que el dragón pudiera responder, Gerolde lo mató con su lanza. Inmediatamente Gerolde fue considerado como el mayor de los matadores de dragones, y así fue como inmediatamente se le acercaron decenas de otros guerreros solicitándole que formaran los "grupos cívicos" para salir a cazar dragones. Así que Gerolde comenzó a viajar por toda la tierra con su grupo de centinelas y recibían grandes recompensas y galardones por su gallardía.
En una oportunidad, Gerolde encontró un gigantesco dragón y lo atacó con su confianza de invulnerabilidad. Esta vez su chaqueta de colores reflectivos no funcionó porque el cielo estaba nublado. El dragón, al ser atacado, lanzó una llamarada contra Gerolde incinerándolo en el acto. Sus seguidores recuperaron su cadáver y fue enterrado en la Catedral local con todos los honores posibles.
LOS DRAGONES PARA EL FIN DE LA EDAD MEDIA Y EL INICIO DEL RENACIMIENTO
Varios dragones también fueron matados en esta época, aunque evidentemente ya quedaban menos. Muchos hombres matadores de dragones alcanzaron su posición como Santos en la Iglesia Católica gracias a sus hazañas. Convertirse en cazador de dragones se convirtió en una forma fácil de obtener fama y fortuna para muchos hombres de esas épocas. Convertirse en santos no les caía mal tampoco. Eso les garantizaba el cielo si morían en el proceso de la cacería.
Estas historias, además de decenas de otras procedentes de estadistas, como Carlos Magno, de historiadores, como el fundador de la Historia, Heródoto y hasta de aventureros, como Marco Polo, no fueron presentadas aquí. Lo que sí parece consistente es que para los habitantes de África, Europa, Asia, y hasta las Américas, los otrora llamados "Dragones" (Dinosaurios), no eran fruto de su imaginación, sino un enemigo más con el cual enfrentarse.
El lector decidirá si artículos como este y otros, de los que hemos proporcionado enlaces durante este texto, presentan una fotografía de un hombre totalmente familiarizado con la existencia de "Dragones" (Dinosaurios), o prefiere creerle a los revisionistas evolucionistas que han optado por ignorar estas evidencias históricas.
Pastor Dawlin A. Ureña Grand Rapids, Michigan, USA